15.4.10

Por qué Surcos ingresó a Proyecto Sur




Por qué Surcos ingresó a Proyecto Sur.


Luego de un proceso de largo debate, en la Agrupación SURCOS, decidimos ingresar al movimiento Proyecto SUR.

En los límites de este acotado documento intentamos ordenar las razones que nos llevaron a tomar esta decisión, a fin de compartirla con ustedes y a la espera de sus opiniones y preguntas.


La necesidad de una alternativa...

Desde de hace algunos años venimos diciendo que resulta necesario que todos aquellos espacios políticos y sociales que hemos enfrentado y enfrentamos al neoliberalismo, hagan síntesis en una alternativa política. Fundamentalmente después de los cambios que sucedieron en nuestro país y en nuestro continente, y en esta delicada coyuntura.

El año 2001, fue sin dudas uno de los momentos de mayor trascendencia en la política de nuestro país, al menos, después del retorno de la democracia.

Por un lado, la fuerza social que se había manifestado en las calles en resistencia, respuesta y repudio al modelo neoliberal, tuvo su estallido y sacudió a una inmensa mayoría de nuestro pueblo que dijo basta a un sistema perverso de exclusión y pobreza. Esta verdadera revuelta no sólo dejó las víctimas de la feroz represión, sino también, fijó cuáles iban a ser los límites fijados por el pueblo, de ahí en adelante, a que habría de enfrentarse, cualquiera que llegara al gobierno de este país.

Al mismo tiempo que la movilización popular echaba a De La Rua, también declaraba a los cuatro vientos: “que se vayan todos”, y así, se ponía de relieve que el pueblo y sus intereses, ya no querían depositar ningún tipo de esperanza en los partidos políticos tradicionales. En medio del más crudo neoliberalismo, las expectativas político electorales que despertó el Frepaso y luego la Alianza para quienes esperaban un cambio, fueron absolutamente traicionadas y vieron avanzar delante de sus ojos las más lapidarias políticas de ajuste y entrega.

El rechazo al neoliberalismo y la crisis de representatividad fueron los signos que marcaron toda una época política en nuestro país y que influenció en las formas de lucha.

Muchas de la organizaciones políticas y sociales, que militamos en esta época, centramos nuestros esfuerzos para que esa crisis de representatividad no se tradujera en pasividad política, y nos dedicamos a la construcción y fortalecimiento de organizaciones populares autónomas.

En ese entonces participamos en el desarrollo de movimientos de desocupados y de otros trabajos en los barrios, también en la lucha contra la impunidad en la materia de derechos humanos y en la batalla político, ideológica y cultural que ustedes han visto en las calles y espacios públicos.

Hoy seguimos convencidos de que todas estas acciones –y que son apenas una mínima parte de las miles de expresiones políticas y sociales que se desarrollaron en nuestro país- fueron correctas y que sin dudas sirvieron como gran avance y desarrollo del poder popular. Sin embargo, del mismo modo, aceptamos que todo esto no fue suficiente, que no alcanzó, porque estas prácticas, así, aisladas, tuvieron un límite: se mostraron ineficaces para realizar las grandes transformaciones que precisamos para mejorar la situación de millones de argentinos y a su vez no tuvieron la fuerza suficiente para frenar la recomposición y el avance de la derecha, que como sabemos, propone su receta de ajuste y represión cada vez que se le permite la ocasión.

Creemos que justamente, en estos años de lucha, nuestro gran déficit ha sido la dificultad de dotar a todas esas expresiones políticas por el cambio social, de un marco común que les permitiera presentarse como una alternativa política.

Muchísimas son las causas por las cuales no pudimos hacerlo y es tiempo de reflexionar y discutir sobre ellas, porque hoy, a nuestro modo de ver, resulta indispensable e impostergable, la búsqueda de la unidad política en un programa común que nos permita salir de la invisibilidad y de la mera denuncia que da testimonio, fundamentalmente de cara a un terreno que desde las luchas sociales de este nuevo siglo, quedó postergado: el Estado y la lucha electoral.


Qué cosas cambiaron...

No hace falta más que alzar la mirada hacia lo que sucede en Latinoamérica para darse cuenta de que algo cambió. Cada cual con sus particularidades, para nada equiparables, los procesos de cambio encabezados por Evo Morales en Bolivia, Hugo Chávez en Venezuela, Rafael Correa en Ecuador y en su unidad con la siempre vigente Revolución Cubana, no sólo nos llenaron de esperanzas como estandartes de la emancipación de los pueblos de este continente, sino que también nos obligaron, en el buen sentido, a repensar las pocas expectativas y esfuerzos que en Argentina, desde la izquierda y el campo popular se habían puesto en las elecciones y la construcción de una herramienta política a esos fines.

Estos procesos, en los cuales nos referenciamos, vinieron para dar cuenta de que las fuerzas progresistas también pueden gobernar y que cuando se lo proponen y lo hacen bien, pueden llevar adelante los cambios trascendentales que precisan los pueblos de este continente para mejorar su condiciones de vida.


El avance de la derecha...

Tal como lo dijimos al momento del conflicto con las patronales agrarias por las retenciones móviles, la derecha argentina volvió a la carga con su discurso de ajuste, represión y concentración de la riqueza

A pesar de los daños que le hicieron al país sus recetas importadas por los organismos de crédito internacional, en todos los medios de comunicación puestos a su gusto y placer, reiteran como cosa nueva y como si nada hubiera pasado, las teorías que llevaron al país al desastre de su desocupación, pobreza y a la más injusta desigualdad social que registra nuestra historia: el cuento es sabido: grandes ganancias para los bancos y sus grandes empresas, y más ajuste a los trabajadores, los jubilados y los repetidos recortes a la salud y la educación.

Traspasando los límites de toda vergüenza, ahora la recalcitrante derecha argentina no deja de pedir impunidad para los represores y genocidas de la última dictadura.


La paradoja de la polarización: derecha y kirchnerismo.

La sucesión presidencial kirchnerista fue indudablemente quien desde el poder, mejor “leyó” aquella crisis inaugurada en 2001. Desde entonces ha mantenido un pragmatismo asombroso que le permitió zigzaguear entre la asunción de políticas basadas en reivindicaciones del campo popular y el mantenimiento de una matriz de distribución injusta de la riqueza y carente de toda de voluntad política para la recuperación de los recursos naturales y servicios públicos esenciales.

Como agrupación nunca dejamos de reconocer aquellas medidas del gobierno que consideramos eran progresivas y beneficiosas para nuestro pueblo. Hablamos de aquel debate de las retenciones móviles, de la estatización de los fondos de la Anses, de la estatización de Aerolíneas Argentinas, de la ley de medios audiovisuales, de la Asignación Universal por Hijo y de la anulación de las leyes de impunidad a los genocidas. En todos estos casos, tuvimos una participación de apoyo público y activo, porque la mayor parte de estas medidas, venían forjadas desde mucho antes en la lucha del campo popular.

Pero del mismo modo que hacemos ese reconocimiento, también acordamos con quienes señalan que varias de estas políticas progresistas fueron acompañadas por un lamentable proceso de cooptación y fragmentación de espacios del campo popular, como por ejemplo, sucedió en algunos organismos de derechos humanos.

No podemos olvidar que este gobierno sigue eligiendo como asiento político las mismas estructuras políticas y sindicales mafiosas, que fueron partícipes indispensables en el desguace y entrega de nuestro país.

Ahora y después de unas elecciones adversas, el admirable pragmatismo de este gobierno ha puesto en el debate y en la acción política muchas medidas que aplaudimos. Sin embargo, esta reacción, dista bastante de ser, en sustancia y proyecciones, un proceso de cambio como los que vive América Latina, en los cuales nos referenciamos, defendemos y luchamos porque algo similar ocurra en nuestro país.

Es momento de enfrentar a la derecha y hay que hacerlo sin demoras y con planteos inteligentes que no lleven a dar por tierra los avances conseguidos desde el 2001. Pero en este mismo sentido, nos parece imperdonable para nuestras vidas como militantes que apostamos al socialismo como horizonte, caer en la encerrona que hoy parece sugerirse, de que la única alternativa para enfrentar a la derecha, sea dando apoyo a un gobierno que no llega ni siquiera a una parodia de su propio mandamiento nacional y popular.


Por qué Proyecto Sur

Las razones fundamentales que nos llevan a elegir a Proyecto Sur como ese lugar, como ese proceso que puede transformarse en alternativa política son la coincidencia programática y su carácter de movimiento.

El programa de Proyecto Sur engloba gran parte de las reivindicaciones que sostenemos desde hace muchos años: la defensa de los recursos naturales y la recuperación para el pueblo de los resortes principales de la economía, la lucha contra la impunidad en defensa de los derechos humanos, la justicia social y la democracia.

Para quien no quiera tomarse el trabajo de leer entero el programa de Proyecto Sur, tiene a mano las películas documentales de Pino Solanas en las cuales se plantea correctamente cómo se desguazó este país, quienes fueron los responsables y qué cosas debieran hacerse para reconstruir un país con inclusión, progresividad social y democracia

Como decíamos, y por otra parte, vemos en Proyecto Sur la fuerza política con capacidad de aunar muchas expresiones políticas o sociales diversas, tanto del progresismo como de la izquierda, y del campo popular en general, que al igual que nosotros, ven la necesidad de confluir en una expresión político electoral común, en vistas a un proceso de cambio.

Justamente su carácter de movimiento que tiene Proyecto Sur nos permite ingresar a un proceso político amplio sin que perdamos las identidades previas y por lo tanto, la posibilidad de expresar disensos en los posicionamientos que pueda asumir el espacio en su conjunto. En este marco es justo decir que compartimos las preocupaciones que muchos compañeros y compañeras nos han expresado con respecto a las alianzas parlamentarias que puedan hacerse desde el bloque de Proyecto Sur, o la posibilidad de que el discurso tan crítico con gobierno, pueda ser malinterpretado como un posicionamiento que favorezca a la derecha. Pero como dijimos, no debemos caer en el simplismo que plantea solo dos opciones posibles: hoy creemos firmemente en el derecho que nos asiste en la construcción de una fuerza política realmente emancipadora, renovadora y democrática, más allá de la circunstancial polarización que pretenden desde el poder.

Es entonces hoy, con el impulso que nos dan los procesos de los pueblos hermanos, la necesaria tarea de detener los avances de la derecha y la posibilidad de hacerlo con una identidad y fuerza que se plantee seriamente un proceso de cambio en nuestro país, nos alienta a pensar que es momento de aportar a la construcción de una alternativa política que logre la unidad de muchos otros sectores populares a fin de sepultar el neoliberalismo y construir definitivamente un modelo de país realmente justo.

Este proceso lo iniciamos en La Plata conjuntamente con los compañeros de Praxis y Marea del Sur, con quienes desde hace un tiempo hemos coincidido en las calles y en la acción política en general, y hemos creado un espacio para la acción, que es la Casa Nuestramérica, en calle 60 número 1087 entre 16 y 17, lugar desde donde te proponemos continuar este debate o sumarte a la acción concreta en el camino que estamos emprendiendo.

Agrupación Surcos

agrupsurcos@gmail.com

agrupaciónsurcos.blogspot.com

facebook: Agrupación Surcos

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