9.8.08

El petróleo es de nosotros...

El petróleo es de nosotros,

Las ganancias son ajenas

Si nos permiten, vamos a usar la frase de Don Atahualpa Yupanqui

y cambiarla un poco: es que no sólo las vacas son ajenas…

…y no es solamente una expresión escondida en la Constitución y en la Ley de Nacional Hidrocarburos. Es una deducción casi natural si tenemos en cuenta que el petróleo no es producto del trabajo de nadie, sino una herencia ancestral que está en los subsuelos de nuestro país. El petróleo pertenece a todos los argentinos y en todo caso, a su Estado, que debiera proporcionarle el tratamiento que se merece como lo que es, un bien social.

Las ganancias son ajenas.

Sin embargo en nuestro país, los planes de privatización, de los cuales este gobierno es un fiel continuador, todavía permiten que la explotación se mantenga en manos privadas y que una parte muy sensible de esa ganancia no se distribuya socialmente, sino que pasen a engordar el capital empresarial, mayoritariamente extranjero.

Para que tomemos dimensión: “el petróleo se extrae de los yacimientos naturales de nuestro país, y gran parte del dinero de su venta, se va al exterior sin otros condicionamientos”.

¿Dónde está el beneficio social?

Tampoco puede escapar a nadie que desde el punto de vista productivo-energético, el petróleo es un bien estratégico, fundamentalmente de cara a los posibles planes de desarrollo industrial que pudiera emprender el país. En este sentido, que la explotación de los yacimientos quede en manos privadas extranjeras, es un absurdo que no resiste razón ¿Desde cuándo una empresa privada y extranjera piensa y se preocupa por los destinos de nuestro país?

No obstante, todo este panorama es la triste realidad argentina. Es momento que nos llamemos a un debate serio sobre nuestros recursos naturales. En este caso es el petróleo. Tenemos que volver a discutir la “renta petrolera”, tenemos que cuestionarnos hasta qué punto un país como el nuestro, con los niveles evidentes de pobreza y pésima distribución de la riqueza, se puede dar el lujo de permitir, sin más, una expoliación semejante sobre este bien social y estratégico.

Otros países, otros pueblos muy cercanos ya demostraron que nada es inmodificable.

Luchemos por lo que nos corresponde.


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